Todo está súper limpio y cuidado. La comida es casera y con productos del huerto, todo una delicia! ! La ubicación es ideal para desconectar y disfrutar de la naturaleza!

Nada de nada.

Desayunos con mermeladas caseras, delicioso cada día.

La habitación que ocupé era amplia y luminosa, lo que facilitó mi movilidad como persona con discapacidad funcional. Además, las instalaciones están cuidadosamente adaptadas, lo que incluye accesos cómodos y espaciosos para desplazamientos. El entorno natural que rodea la posada es impresionante. disfruté de un silencio reparador y de un ambiente tranquilo. Los desayunos fueron uno de los puntos destacados, con una selección de productos frescos y locales, realmente deliciosos y preparados con esmero.

Sin embargo, el sistema de 'check-in' fue algo problemático, ya que necesité ayudarme de la recepción para completar el proceso.

huerto bonito, entorno tranquilo, decoración acogedora

El sistema de 'check-in' bastante problemático, me quedé atascada en el paso final y dependí de la recepción. Además, hay poco que hacer en el pueblo, necesitarás coche para todo. ¡Un poco más de información local ayudaría!!!

Desayunos que saben a hogar

Cada mañana me despertaba con el aroma de café recién hecho y pasteles caseros. La atención de Olga hacía que cada momento fuera especial. Las frutas de temporada en el desayuno eran deliciosas, y el entorno del huerto era perfecto para desconectar.

Sin embargo, el acceso a Wi-Fi no era constante en mi habitación, lo que complicaba un poco la comunicación. Además, el pueblo no tiene muchas opciones para salir a cenar.

Silencio por la noche increíble.

Un lugar ideal para desconectar en familia

El trato de Olga fue excepcional, siempre atenta a nuestros deseos, incluso preparó un capricho extra para la cena un día. El jardín también es impresionante, lleno de vegetales frescos que Olga utiliza en su cocina, todo muy sabroso y bien presentado.

No era barato, pero lo que ofrece justifica el coste.

la posada es un lugar súper acogedor y con un jardin q está de locura, todo bien cuidado. las habitaciones son confortables y olga es un amor, te hace sentir como en casa. la comida es top, todo lo q probamos estaba riquísimo y hecho con cariño, vamos, es un lujo. el silencio por la noche es genial para desconectar, y el salóncito con libros es perfecto para relajarse después de un día fuera.

el wifi no llega tan bien a algunas habitaciones y la señal puede ser un poco floja. no hay muchas opciones en el pueblo.

Un lugar espectacular, tranquilidad total y comida del huerto que deja a uno con ganas de más. La atención de Olga, una chimba, siempre dispuesta a ayudar. Ideal para escapar del ruido de la ciudad y disfrutar del paisaje. Regresaré sin dudarlo.

me encantaría volver

Un lugar muy acogedor. La habitación estaba impecable, con un buen baño privado y todo lo necesario, toallas, gel y una cama comodísima. Los desayunos son un festín, con mermeladas caseras y yogur fresco cada día. hay un jardín hermoso para relajarse. La atención de Olga es excepcional, siempre pendiente de cada detalle.

El ambiente del hotel es muy acogedor y la anfitriona, Olga, se preocupa por cada detalle. La decoración es rústica y encantadora, y los jardines están bien cuidados, lo que hace que el entorno sea perfecto para relajarse. Ideal para desconectar, aunque el acceso a wifi podría mejorar.

La habitación que ocupamos era preciosa, muy cómoda y bien decorada. Tenía todo lo necesario para una estancia agradable, incluyendo productos de aseo de calidad. La cama era super cómoda, lo que hizo que descansar fuera muy fácil. disfrutamos del ambiente tranquilo que había, ideal para desconectar después de un día explorando. Todo estuvo muy limpio y cuidado, lo que se agradece mucho.

La estancia fue muy placentera. Las habitaciones son acogedoras y el jardín es un gran espacio para relajarse bajo las estrellas. No obstante, la cobertura Wi-Fi podría mejorar, y el pueblo no ofrece muchas opciones, por lo que depende del coche para todo.

una experiencia de desconexión total rodeados de naturaleza y deliciosos desayunos caseros

La Posada El Prado Mayor es pura tranquilidad. Ideal para desconectar, con comida exquisita de su huerta y un trato cálido por parte de Olga, quien se preocupa por cada detalle. La habitación muy acogedora y un hermoso salón con chimenea que hace del lugar un refugio encantador después de un día de excursiones. Sin duda, un lugar para volver.

El ambiente, la atención personalizada, la calidad de la comida fue simplemente excepcional.